De cómo los reyes y los nobles se divertían, mientras los pobres perecían de miseria


Refiérese de Nerón, uno de los peores entre los malos emperadores romanos, que mientras ardía Roma contemplaba el incendio pulsando la lira. Si volvemos nuestra vista a Versalles, veremos a Luis XVI pasar los días cazando o entretenido con un herrero en hacer cerraduras, algunas de las cuales se pueden hoy ver, así como las herramientas usadas por el rey, en el Museo del Palacio. En cuanto a la reina, la hallaremos en su parque, vestida quizá de pastora, conduciendo un rebaño de corderitos blancos, adornados con cintas al pescuezo, o representando el papel de lechera en una pequeña granja de techo de paja. Así, mientras ellos cifraban sus diversiones en semejantes fruslerías, y los nobles celebraban bailes y convites, Francia perecía en el abandono y la miseria.

Recordemos aquí que, cuando las colonias norteamericanas no pudieron soportar por más tiempo el yugo inglés, Francia les prestó generosa ayuda en su lucha. Terminada ésta, regresaron los soldados franceses, llenos de entusiasmo por las verdades contenidas en la declaración de la Independencia Americana, dándose cuenta exacta de la significación de sus palabras: “Todos los hombres han nacido iguales”.