Las riquezas de París y los placeres de sus avenidas y calles


Para podernos hacer cargo de la infinidad de objetos fabricados en Francia, basta recorrer los escaparates de las tiendas de París, en los que se encuentran siempre cosas bonitas. Los turistas amantes de la historia encontrarán gusto especial y continuo en vagar por sus calles y plazas, sus puentes y palacios, donde se desarrollaron acontecimientos que todos conocemos. aquellos que gusten del arte admirarán espléndidos tesoros en los museos y exposiciones. Y en lo que se refiere a tiendas y almacenes, hallarán, además de los objetos de porcelana, preciosos y costosísimos encajes fabricados en varias regiones del país; las más finas muselinas y batistas, brocados y terciopelos de Lyon, trajes de Amiens, relojes y joyas, de las cuales se fabrica gran cantidad en los alrededores de París, así como infinidad de objetos que la gente compra para regalos. La moda parisiense, en lo que se refiere a vestidos, tiene fama universal; sastres y modistas de todas partes del mundo acuden a París para conocer la moda de la próxima temporada y copiar sus últimos y más elegantes modelos. De esta rica ciudad, parten no sólo las grandes rutas de Francia, sino también casi todas las principales vías de ferrocarril, porque París es el centro del comercio y de la industria franceses; una especie de corazón cuyos fuertes latidos llegan hasta las más apartadas de sus fronteras, mediante las grandes arterias de carreteras, vías fluviales y caminos de hierro. Desde París se tarda pocas horas en llegar a Lila y al laborioso distrito cuyo centro es esta ciudad; de Lila, la línea continúa, a través de Bélgica y Alemania, a Holanda, Austria y Rusia. Otra rama de este ferrocarril pasa por Amiens, donde es de admirar la catedral, una de las más bellas de Francia, y se dirige a Boulogne y Calais.