El tercer paso en la formación del imperio alemán


Pero Austria, durante tanto tiempo guía y cabeza del antiguo Imperio, fue excluida, y más tarde, cuando la separación de las dos potencias rivales fue completa, quedándose el rey de Prusia a un lado de las montañas de Bohemia, y el emperador de Austria al otro, Bismarck estaba ya preparado y aguardando el momento de dar el tercer paso en su plan de engrandecer a Prusia.

Se dio la oportunidad cuando estalló la guerra con Francia, la cual se presentó aún más pronto de lo previsto. Hemos visto ya cómo Napoleón III se inquietaba por el creciente poderío de Alemania, y cómo deseaba asegurar su trono, deslumbrando a la nación con la gloria militar; quería especialmente complacer a su pueblo conquistando el territorio a lo largo de la margen derecha del Rin. Por esto se valió del primer pretexto para declarar la guerra, y fue éste el nombramiento de un príncipe prusiano como candidato para ocupar el trono de España. Luego se siguió una de las más sorprendentemente rápidas y dramáticas guerras que se hubieran visto en Europa, y, ya antes de que estallase, la excitación en Alemania era muy intensa.