Los puritanos y las dificultades que debieron vencer


Duros fueron los primeros tiempos del establecimiento de los Peregrinos, llegados a América a bordo del Mayflower en 1620. Los inviernos eran terribles en Nueva Inglaterra, y en cuanto a los provechos, eran harto escasos.

La persecución de que fueron víctima los puritanos por parte de la Iglesia anglicana en la metrópoli hizo que muchos pensaran en trasladarse a Nueva Inglaterra, donde se habían instalado anteriormente los Padres Peregrinos. Así fue como, en 1628, obtenían permiso del rey para establecerse entre los ríos Charles y Merrimac. No todos, sin embargo, se fijaron allí; Juan Endicott se instaló, con un grupo, en Salem, y Juan Winthrop, con un centenar de personas, ganados y caballos, lo hizo en la bahía de Massachusetts.

Existían hondas diferencias entre los Peregrinos y los puritanos; los primeros habían abandonado voluntariamente su refugio en Holanda, y eran pocos y muy pobres; los puritanos, en cambio, perseguidos en Inglaterra, eran muchos y muy ricos, y hasta que llegaron a América no se declararon separados de la Iglesia anglicana; de ahí que se establecieran por separado, sin comunicarse, hasta el cabo de muchos años.

Asentados en la colonia de la bahía de Massachusetts -Bay Colony-, acrecentáronse rápidamente, y en 1634 ascendía su número a 5.000, todos ellos muy acomodados, y, por tanto, sin tener que echar nada de menos, hasta el punto de poder fundar un magnífico colegio. No dejaron, sin embargo, de suscitarse diferencias por motivos de religión; y así fue como los unos se internaron en el territorio de los indios, donde fundaron la ciudad de Providencia, y los otros fueron a colonizar Rhode Island.