Hostilidad de los indios y prosperidad de Virginia


No podía ser mayor la prosperidad de Virginia cuando, a fines de marzo de 1622, cayeron los indios sobre los colonos y degollaron a 350 personas, sin distinción de sexo ni edad. Pudo librarse del ataque la ciudad de Jamestown por el aviso de un indio; los ingleses, resueltos a tomar venganza, se lanzaron contra sus enemigos, los trataron sin compasión y sólo cesó la matanza cuando éstos huyeron y les dejaron el campo libre.

Proclamado rey de Inglaterra y Escocia, Carlos I concedió tierras en la colonia de la compañía de Londres a muchos particulares, pero a condición de que no pudieran vender el tabaco, principal producto del país, más que a los comisarios reales nombrados al efecto en 1625.

Semejante resolución produjo general descontento; y los colonos, sublevados, embarcaron para la metrópoli a su gobernador Jardley. Carlos I acabó cediendo y, en 1639, envió allá, en reemplazo del antedicho, al prudente y conciliador lord Berkeley, que restableció en la colonia el orden y la prosperidad. A tal grado llegó ésta, que contando Virginia con 2.000 habitantes al finalizar el reinado de Jacobo I, albergaba ahora 200.000, hecho que explica por qué la colonia se puso de parte del desgraciado rey Carlos I en su terrible lucha con el Parlamento.

Era cada vez más espléndido el desarrollo de "Virginia; al ocurrir la revolución inglesa de 1688 contaba ya con 600.000 habitantes, emigrados a América por las guerras civiles y religiosas que desgarraban a Europa.