La dinastía de los obas se erigió en el reino de Benin hacia el siglo XII


La erección del reino negro de Benin en las selvas de la Nigeria meridional, uno de los más poderosos Estados africanos de la jungla, ocurrió mucho antes de la llegada de los primeros europeos. Las tradiciones, confirmadas en esto por la Arqueología, nos dicen que estaba situado en la zona tropical húmeda del África occidental, limitado al este por el río Níger y los pantanos de su delta, al oeste por los reinos Yoruba de Oyó e Ijebu, al sur por el océano y al norte por las sabanas verdes e infinitas. Esta descripción nos ubica casi sin alteración dentro de los límites de la actual Nigeria, mejor dicho, en la zona meridional de este Estado.

Sólo las conjeturas podrían, en el estado actual de las investigaciones, decirnos cómo y cuándo se fundó el reino Benin, pues ese pueblo desconoció la escritura. Pero cuando los portugueses llegaron al país, en 1845, encontraron al reino en pleno auge, y conocieron tradiciones que se remontaban a un pasado muy remoto. Ellas hablaban de una primera dinastía real llegada de Ife, capital de los pueblos yoruba, que dio a los benin doce reyes, cuyas hazañas caen casi totalmente en el dominio de la mitología y de la magia, y arrojan, actualmente, escasa claridad sobre este período de la historia del pueblo benin. Al parecer, una revuelta puso fin a esa primera dinastía, y tras una época de transición, se erigió una nueva, también procedente de Ife, la de los Obas, cuyos descendientes aún reinan sobre este pueblo. Dicho acontecimiento ocurrió en el siglo xii. A partir de entonces la historia del reino Benin puede seguirse con relativa seguridad.