Aspecto de la ciudad en la cual vivieron los emperadores de China


Varios caminos conducen a China, pero los dos principales son, además de las rutas aéreas: el ferrocarril transiberiano, uno de cuyos ramales recorre la Manchuria y permite al viajero cruzar la Gran Muralla y llegar a Peking; y el otro, marítimo, por Gibraltar, el Mediterráneo, el canal de Suez, el mar Rojo, el mar Arábigo, el golfo de Bengala, y de allí por el mar de la China y el mar Amarillo, en cuyo extremo está el golfo de Pechilí, frente a Peking.

Nos encontramos, pues, en la Corte del Norte. Peking tiene más de cuatro millones de habitantes y está situada cerca del río Peiho, en cuya desembocadura está su puerto Tientsin. En realidad, Peking se compone de dos ciudades: la exterior, donde se verifican las transacciones comerciales, y la interior, ciudad manchu-tártara, donde se hallan las embajadas extranjeras.

El emperador tenía su fastuosa residencia en una plaza rodeada de espléndidos edificios, en el centro mismo de la ciudad tártara.

En Peking se hallan las fábricas nacionales donde en otros tiempos se elaboraban las finísimas sedas y porcelanas; también existen allí muchos y soberbios edificios, templos, sepulcros, palacios, jardines, que se entremezclan en un delicioso desorden y que contrastan con la suciedad y miseria que se observa en los barrios pobres de la ciudad.

Hoy las vías férreas, las carreteras y las líneas aéreas cruzan en todas direcciones a China, y por medio de ellos podemos internarnos en las llanuras o en la intrincada red que forman sus grandes ríos, cortados por innumerables canales. Todo viaje por China reserva al viajero pintorescos contrastes; junto a las vías férreas circula la antigua y pesada carreta tirada por bueyes o el culi que carga pesados fardos sobre su cabeza. Por cualquiera de estos medios podemos llegar a Shanghai, situada en la desembocadura del Yangtze, y que es uno de los más importantes centros comerciales del país. En esta ciudad, la más populosa de China, pues tiene más de 7 millones de habitantes, se ven barrios de estilo europeo, y es allí donde podemos encontrar el mayor número de los occidentales que habitan en China.

Otra ciudad muy importante y que desempeñó gran papel en la historia de China es Nanking -la Corte del Sur-, situada a orillas del Yangtze y con más de un millón de habitantes; aguas arriba se encuentra Hankow, famosa por su activo comercio de té, cuya población sobrepasa el millón y medio de habitantes.

Desde Hankow hasta las maravillosas gargantas del Yangtze hay todavía unos 1.600 kilómetros. Esas gargantas presentan un hermoso aspecto, pues la rudeza de las montañas, la aridez de la piedra desnuda, quedan suavizadas por la presencia de bosquecillos de arbustos y planicies siempre cubiertas de flores silvestres. Las aguas del Yangtze bañan, entre otras, la rica provincia de Sechuen, cuyo territorio es tan grande como el de Francia. El suelo de esta provincia, cruzado por soberbias cordilleras y surcado por innumerables ríos es uno de los más fértiles de China y produce valiosas cosechas de toda clase.