La industria labró la prosperidad de Alemania


En otros días Alemania era un país casi exclusivamente agrícola; en sus campos se cosechaban granos y tubérculos en cantidad suficiente para alimentar a sus pobladores, y en sus prados pacían el ganado lanar, vacuno y caballar. Pero en las primeras décadas de nuestro siglo una transformación prodigiosa se operó; las fábricas comenzaron a levantarse aquí y allá, y los alemanes aplicaron su extraordinaria energía y habilidad en la nueva orientación, y lograron en poco tiempo la admiración del mundo entero. Acabamos de echar una rápida ojeada sobre algunas ciudades alemanas, y mencionamos sus actividades industriales. Pero éstas, con ser considerables, ni siquiera se aproximan a lo que veremos si visitamos Essen, ciudad exclusivamente industrial, situada en la cuenca del Ruhr, en la región centro-oeste de Alemania. Hasta la segunda mitad del siglo pasado, nada hacía suponer que esa tranquila población, fundada durante el transcurso de la novena centuria en torno a un convento de benedictinos, habría de convertirse en el centro universal de fabricación de armamentos y elementos propios de la industria pesada, como locomotoras. Allí se hallaban las fábricas de Krupp, las más grandes del mundo hasta comienzos de la segunda Guerra Mundial. Podría afirmarse sin temor a errar, que todos los habitantes dependían, en Essen, de una u otra manera, de aquella gigantesca empresa; el incremento de sus actividades, a partir de la segunda mitad del siglo xix, hizo que la ciudad aumentara sesenta veces su extensión y población anterior, en menos de un siglo. Naturalmente, esta importancia colosal de las fábricas Krupp en la industria bélica germana determinó que la región fuera, a partir de 1943 y hasta el fin de la guerra, cotidianamente bombardeada; para darnos una idea de la destrucción que ello causó, bástenos acotar el dato de que en 1948, tres años después de la capitulación de Alemania, ardían todavía los grandes depósitos de hulla, incendiados durante los citados bombardeos. Más de 150.000 de los habitantes de Essen perecieron en aquellos dantescos episodios. La paz trajo nuevamente a esta ciudad el impulso laborioso, y en la posguerra se producen allí locomotoras, maquinarias agrícolas, anilinas y tejidos de lana.