Los seis tubitos que dan cuenta al cerebro de nuestros movimientos


El nombre del medio círculo es semicírculo, de igual modo que el del medio tono es semitono, y el adjetivo correspondiente es semicircular; no hay palabra difícil si conocemos su etimología. Así, pues, el verdadero nombre de estos tubos es el de conductos semicirculares y en el hombre y en todos los animales superiores son seis, tres a cada lado de la cabeza. Están llenos de un líquido.

Así como el nervio de la visión va al ojo y el nervio auditivo al oído, así también el nervio del equilibrio va a los conductos semicirculares. El extremo del nervio, esto es, las terminaciones de las innumerables fibras que lo componen, están junto al líquido que llena los conductos; y, si este líquido se mueve o si su presión se altera, las fibrillas nerviosas se dan cuenta inmediatamente del cambio.

Consideremos ahora el cuerpo geométrico que llamamos cubo; si queremos medirlo sabemos que lo debemos medir en tres direcciones: de arriba abajo, de lado a lado, y de adelante hacia atrás. En cualquier otro cuerpo sólido ocurre exactamente lo mismo. Si deseamos medir una habitación, otra vez encontramos la misma verdad; debemos medir el suelo en dos direcciones y luego la altura de una de sus paredes.

En general el espacio tiene tres direcciones o dimensiones, que es la palabra usual, y cuando movemos la cabeza lo hacemos en una o más de esas tres direcciones; podemos, en efecto, moverla hacia los lados o de delante atrás o de arriba abajo. Todo movimiento de cabeza debe ser necesariamente en una de estas tres direcciones, o en una combinación de dos de ellas o de las tres. Ahora bien, la función del órgano del equilibrio es dar cuenta al cerebro de cualquier movimiento de cabeza, y su construcción debe ser tal, que ningún movimiento se le pase inadvertido.

Y esta condición está exquisitamente cumplida por los conductos situados a cada lado de la cabeza, pues tales conductos están dispuestos de igual modo que las tres direcciones o dimensiones del espacio. Uno de ellos es horizontal y los otros dos son verticales, pero están en ángulo recto entre sí. Como que hay un órgano del equilibrio a cada lado de la cabeza, podemos bien suponer que los conductos semicirculares funcionan a pares y así sucede realmente. Por ejemplo, cuando movemos la cabeza de un lado a otro en sentido horizontal, o cuando vamos dando vueltas como en el acto del baile, los conductos semicirculares horizontales de cada lado de la cabeza, funcionan simultáneamente.