Podríamos evitarnos uno de los males más temibles que azotan a la humanidad


Lo que ocurre en tales casos es que los mismos hombres y mujeres son causa de sus propios males. Consideramos a los microbios como si fueran mortales enemigos nuestros y existieran únicamente para hacernos mal, lo cual es una tontería. No podríamos vivir sin ellos, y en su mayoría son incapaces de causarnos el menor daño.

Nos referimos particularmente a uno de los más dañinos, al microbio de la tuberculosis. Es éste uno de los males peores que hay en el mundo, pero no es inevitable, y podríamos suprimirlo por completo en pocos años si todos resolviéramos hacerlo. Mas hacemos muchas cosas que no son naturales. Las leyes de la Naturaleza nos indican que hemos sido creados para respirar aire puro; desobedecemos esas leyes, y luego tachamos a la Naturaleza de cruel, porque nos envía el microbio de la tuberculosis.

La mayor parte de las enfermedades humanas provienen del ataque de los microbios, que son unos de los más pequeños seres que hay en el mundo.

Es natural que los temamos, si se considera el número de víctimas que ocasionan cada día; y se comprende también que mucha gente los tenga a todos ellos por una calamidad.

Es de esperar que la humanidad entera, no tardará en comprender lo que nos enseña este hecho, a saber: que el aire y la luz son indispensables para la vida; que no debemos amontonarnos en espacios reducidos, y que, si acatamos estas leyes naturales de la vida, muchas variedades de microbios dejarán de perjudicarnos.

Las levaduras son hongos muy pequeños, parientes próximos de los microbios, y tienen con éstos algunas analogías en su forma de vivir.

Como ellos hay levaduras que nos son muy útiles y otras capaces de producirnos enfermedades.

Es la planta llamada levadura, que convierto el azúcar en alcohol y en gas carbónico. Lo empleamos todos los días para hacer el pan; el alcohol desaparece, en forma de gas, formándose en la harina el anhídrido carbónico que la hace fermentar.