No todo lo que vive se mueve como el niño


Realmente, no. Cuando reflexionamos sobre el particular, advertimos que el niño vive, aun durante el tiempo en que está profundamente dormido. Está tan vivo mientras duerme, como cuando estaba jugando, antes de ir a acostarse. Alguien puede objetar que esto no es realmente un buen argumento, pues aun cuando el niño esté durmiendo, continúa moviéndose al respirar. Lo cual es cierto, pues si observamos al niño en su sueño y luego a la muñeca que acaso esté acostada en la misma cama, veremos que el pecho del niño se mueve hacia arriba y abajo, mientras que el de la muñeca no; y si ponemos nuestra mano suavemente sobre el pecho del niño, sentiremos latir su corazón. El corazón no se ha dormido; sigue moviéndose, y se mueve porque está vivo. De manera que, después de todo, el niño vive, tanto si está durmiendo como si está despierto; y la gran cuestión es, si toda cosa que al parecer no se mueve, está viva como el niño o no. ¿Tiene que ser activo y móvil, como el niño, todo lo que realmente vive? Vamos a verlo.