Avitaminosis, hipovitaminosis e hipervitaminosis


Se denomina avitaminosis a la falta de vitaminas, e hipoavitaminosis a su disminución e insuficiencia.

Los desórdenes que la hipoavitaminosis produce, llamados trastornos de carencia, demoran semanas o meses en manifestarse, porque el organismo tiene reservas de vitaminas en depósito, que tardan en agotarse. Una vez producidos los desarreglos patológicos, basta suministrar la vitamina correspondiente para que desaparezcan. En múltiples casos así sucede. Las vitaminas se introducen en el organismo con una alimentación adecuada, y cuando ésta es deficiente se inician los trastornos por carencia.

Así planteado el problema de la hipoavitaminosis resulta muy sencillo; pero sucede que aun con una administración suficiente y adecuada de vitaminas, puede producirse la avitaminosis porque el organismo no utiliza suficiente o adecuadamente las vitaminas administradas. Estos casos, denominados desvitaminosis, son mucho más frecuentes que los de avitaminosis o hipoavitaminosis por déficit de la alimentación, y se encuentran relacionados con alteraciones orgánicas especiales secundarias a otras enfermedades, a menudo localizadas en el aparato digestivo, que obstaculizan la absorción de las vitaminas alimentarias. En este sentido, Ederer y Kramar han demostrado que en los niños con lactancia artificial, las vitaminas quedan destruidas por los intensos procesos de reducción.

Entre las causas que producen avitaminosis por insuficiente ingestión de las mismas, se encuentra en primer término la manera de preparar los alimentos, cocinándolos exageradamente, o las diversas manipulaciones empleadas para su conservación, tales como el ahumado, la salazón, la fermentación; o la separación de las porciones que precisamente contienen las vitaminas, como ocurre con el arroz pulido, o con el trigo, al que se quita la cáscara. Por este motivo, el pan tiene un contenido muy pobre de vitaminas, pues las que hay en el trigo se separan con el salvado. Por otra parte, los granos de trigo, de por sí, contienen muy pocas vitaminas (con excepción del embrión). El llamado pan integral no tiene mayor cantidad de vitaminas que el pan blanco, portador, aunque no en cantidad importante de la vitamina Bx (antineurítica) y la vitamina A (propulsora del crecimiento y antixeroftálmica). La vitamina D (antirraquítica) no existe en la harina blanca.

Las causas principales de la hipoavitaminosis son: la disminución de la ingestión de alimentos, como se observa en los ulcerosos, que la limitan voluntariamente para evitar sus dolores, o en aquellas personas que no comen para adelgazar y especialmente en los estados de pobreza o de alimentación poco variada, como ocurre en algunos países, cuyos habitantes comen casi exclusivamente arroz o harina de maíz, o en los niños que después de cierta edad continúan recibiendo, exclusivamente, leche materna, o de vaca, u otra alimentación artificial insuficiente.

Existen también factores externos capaces de producir trastornos por carencia, como la falta de sol (rayos ultravioletas), que no permiten la transformación del ergosterol (provitamina D) en su vitamina correspondiente, lo que origina el raquitismo.

Es conveniente señalar que algunos estados especiales, como el de un niño en crecimiento, o el de una nodriza, necesitan un aporte mayor de vitaminas, de modo que una ingestión adecuada para una persona fuera de tales condiciones resulta insuficiente en esos casos.

La hipervitaminosis no se observa nunca en la dietética humana, de modo que sus efectos sólo se conocen en las experimentaciones de laboratorio, donde se ha comprobado que la administración excesiva de las vitaminas A, D, etc., puede provocar trastornos serios y hasta mortales. No obstante, el abuso de las vitaminas, sin atención médica, ha producido algunos casos de intoxicaciones graves y fatales no pocos de ellos.