Células de la piel sobre las que obra químicamente la luz


No conocemos con exactitud la acción de la luz en las células pigmentarias, pero podemos asegurar que es una acción química. Todo el que ha trabajado algo en fotografía sabe que la luz ejerce una acción química; como, por ejemplo, en las sales extendidas sobre una placa fotográfica. Toda mujer que ha visto disminuir el color de las cortinas, o ha puesto ropa a secarse al sol, sabe que la luz produce efectos químicos. Su acción sobre las células pigmentarias es también química; y cuando estudiamos lo que ocurre en nuestros ojos, cuando la luz hiere la retina, vemos que lo que ocurre es muy parecido a lo que pasa cuando la luz decolora una cortina o una prenda de vestir.

Lo que ocurre después en la historia del ojo es que las células de pigmento, que estaban primitivamente esparcidas por toda la superficie del cuerpo, se acumulan en determinadas regiones. Estas células no están propiamente en la superficie de la piel, sino debajo de la epidermis; y la segunda fase del desenvolvimiento del órgano de la visión es que el lugar en que se acumulan las células pigmentarias, la epidermis, se pone más espeso, se comba un poco. Este hecho es muy importante, porque, si se forma un abombamiento, esto es, una superficie curva, que la luz ha de atravesar para llegar hasta las células pigmentarias, tendremos una lente de las llamadas convexas; y, como sabemos ya, por el caso de los cristales de aumento, o de las lentes de las hojas, el resultado es que la luz se enfoca.