El núcleo es realmente el cerebro y el señor de la célula


Así la digestión como sus preparativos se efectúan fuera del núcleo; éste es, por decirlo así, el señor, de modo que todo trabajo que se realice en la célula ha de hacerse fuera del núcleo y en su beneficio, de igual manera que nuestro cuerpo trabaja en provecho del cerebro, que es su parte principal, como queda dicho.

El núcleo, a su vez, devuelve ese esfuerzo que realizan otras partes secundarias, asegurando la integridad de aquéllas y llevando el comando y la coordinación de todos los fenómenos de la vida celular.

Al examinar las células constituidas por los glóbulos blancos de nuestra sangre, observamos que son capaces de recoger y trasladar partículas de humo que se han introducido en nuestros pulmones, y aun de perseguir y matar los microbios u otras células vivas que pudieran causarnos daño. Pero nunca se hallan en el núcleo de dichos glóbulos, las partículas de hollín o los microbios, a menos que las células sanguíneas estén muertas por su enemigo el microbio, y a punto de descomponerse. De esto se desprende que el núcleo no es solamente una parte más densa de la célula, sino que viene a constituir como su cerebro, y que lo restante de la célula, aun cuando llegue a, ocupar un espacio veinte veces mayor que el núcleo, no existe más que para éste, del mismo modo que la cáscara de la nuez no existe más que para el meollo.