Las fibras del nervio auditivo, que están dispuestas igual que las cuerdas de un piano


Sin embargo, aún no hemos llegado a la extremidad de las fibras del nervio auditivo. Dichas extremidades no flotan libremente en el líquido que llena el conducto espiral, pues algo existe que las separa entre sí. En toda la longitud de dicho conducto encuéntrase una delicada plataforma, extendida en toda la anchura del conducto, y constituida, en parte, por una tenue laminilla ósea, y en parte, por un delicadísimo tejido fibroso. Las fibras de este tejido ascienden a muchas docenas de miles, y como el conducto espiral va haciéndose más estrecho a medida que se acerca a su extremo superior, las mencionadas fibras van haciéndose por consecuencia también cada vez más cortas.

Si el conducto espiral fuese recto, y seguramente no lo es porque una espiral ocupa menos espacio, veríamos que las mencionadas fibras se parecen mucho en su disposición a las cuerdas de un piano, o a las piezas de metal de uno de esos juguetes de música que se hacen sonar por medio de martillitos. Muchos creen que la semejanza de tales fibras con un instrumento de música tiene una muy especial significación.

Se han dado casos de personas que eran completamente sordas para una o dos notas del piano, oyendo en cambio perfectamente todas las notas más altas y todas las más graves, y en algunos casos de estos se ha comprobado que el piano del oído interno, si cabe la expresión, estaba también lesionado en un punto de su gama, correspondiente a la nota o notas que se dejaban de oír.