Las maravillosas glándulas y el trabajo que hacen al digerir los diversos alimentos

La envoltura o forro interior, llamada membrana mucosa del intestino, es realmente la más admirable de todas ellas y la que más debe interesarnos. Además de las glándulas que producen mucosidad, como las de la boca y la nariz y otros muchos sitios, posee gran número de glándulas especiales, que producen fermentos digestivos para digerir los alimentos. Ya conocemos ahora buen número de fermentos especiales producidos por diferentes partes del intestino, e indudablemente hay muchos más. Pero el intestino no produce el más importante ni el más poderoso de los fermentos digestivos, como tampoco los produce el estómago, sino que son elaborados por una glándula especial, llamada páncreas, que se halla en todos los animales vertebrados, la cual envía su jugo por un tubito particular, que penetra en el intestino por debajo del punto en que principia, de modo que los alimentos del estómago quedan muy pronto expuestos a la acción de este admirable jugo. El páncreas del buey es para algunos un bocado delicioso y es conocido vulgarmente con el nombre de lechecillas o mollejas. El jugo pancreático contiene, por lo menos, cuatro fermentos, tres de los cuales son los más poderosos que se conocen. Uno de ellos digiere la albúmina o proteínas, otro digiere las féculas, y el tercero, las grasas. Esta es la primera vez que los alimentos encuentran algo que pueda obrar sobre las grasas o el aceite que contienen, lo que constituye una parte de las más valiosas, pues ni la saliva ni el jugo gástrico pueden gran cosa contra las grasas.