Cosas invisibles de las que depende en gran manera la felicidad de los hombres


Las sensaciones de hambre y de sed, las que se derivan del movimiento del corazón, de los pulmones y de los órganos de la digestión, de las articulaciones y de los músculos, todas ellas entretejen nuestra vida psíquica o consciente. Las sensaciones que nos dicen la forma en que se halla afectado nuestro cuerpo influyen en nuestra felicidad o en nuestra desgracia, como lo hacen aquellas que nos transmiten la imagen de los objetos que nos rodean.

Todos estamos conformes en que estas sensaciones del cuerpo son vagas y no bien definidas. Hay gran diferencia entre estas sensaciones vagas y una sensación precisa, aguda y definida, como las que recibimos por la vista y el oído; y esta contraposición es una de las notas que distingue las sensaciones de dentro y las de fuera. Ahora bien, supongamos que fuese posible la existencia de un ser humano que creciese sin recibir sensación alguna. ¿Qué clase de persona sería? ¿Qué mente tendría? ¿En qué pensaría? ¿Qué sabría? Cuando nos hacemos preguntas como éstas, inmediatamente vemos la contestación.