Los tres colores puros que no están hechos de otros colores


Con estos colores contrasta el rojo carmesí. Nadie puede persuadirnos de que éste es una mezcla de otros colores; es simplemente rojo. Hay también en el espectro solar un tono de verde que no podemos imaginar que esté formado de otros, y lo mismo ocurre con el azul ultramar. Mezclando convenientemente luces espectrales de estos colores, se obtienen todos los demás; por eso a ellos se los llama colores primarios. En realidad la base para esta clasificación está dada por la naturaleza del ojo humano, que sólo puede captar la sensación de dichos colores primarios y del blanco, que combinados dan el resto de las sensaciones cromáticas. Alrededor de la fóvea, en el centro de la mancha amarilla, existen en la retina cuatro zonas dispuestas en forma de anillos concéntricos y en ellas se perciben los colores primarios. De adentro hacia afuera son: la zona del verde, la del rojo, la del azul y la del blanco. En la zona del verde se ven todos los colores primarios, en la siguiente todo menos el verde y en la azul sólo este color. Al combinarse las distintas sensaciones producidas por estas zonas, la mente percibe toda la infinita variedad de los colores, pero aún es un misterio la forma en que esto se realiza. Parece ser que dicha fusión de sensaciones cromáticas no se realiza en el ojo sino en algún centro cerebral. Prueba de ello es que si hacemos caer sobre un punto de una retina un rayo de luz de un cierto color y en el punto correspondiente de la otra un segundo rayo de color distinto se verá una sola mancha de un color producido por las combinaciones de ambos.

Mezclándose los colores primarios, podemos obtener la impresión de todos los géneros de color que el ojo es capaz de ver. Por ejemplo, mezclando rayos rojos y verdes en varias proporciones ponemos conseguir el efecto de todos los escarlatas, anaranjados, amarillos y amarillos verdosos; con rayos rojos y azules se logran todos los violetas y púrpuras; y combinando los rayos verdes y azules se consiguen los diversos matices del verde azulado.

A los tres colores primarios tenemos que añadir un cuarto: el color gris, que recibimos de los bastoncitos de la retina.