El secreto del éxito de todos los grandes pensadores


Tenemos razón cuando admiramos las “creaciones del pensamiento”, pero vamos equivocados cuando creemos que nos es imposible hacer otro tanto. Es verdad que hay especialidades que requieren disposiciones adecuadas y que unos hombres las tienen y otros carecen de ellas, como ocurre, por ejemplo, con las matemáticas y con la música. Pero fuera de esto, nada hay más cierto que el hecho de que la mayor parte de las grandes ideas y casi todos los grandes descubrimientos del género humano pudieron haber sido pensadas las primeras y hechos los segundos por cualquiera que se hubiese interesado lo bastante.

Sin duda, las ideas, el juicio, el razonamiento pueden ser falsos o verdaderos, o puras ficciones, que no pretenden ser ciertas, como cuando decimos que la luna tiene cara humana. Pero el cometido más noble de la inteligencia, con su poder de intelección, es el descubrimiento de la verdad, y es necesario que tengamos en nuestra cabeza recta noción de lo que consideramos como tal .

Podemos imaginarnos nuestra mente a la manera de un espejo, en el que se refleja el mundo exterior. Así, pues, fuera de nosotros hay cosas, y la reflexión de estas cosas en nuestra mente debe corresponder a ellas tal como éstas son. Las cosas de fuera y las ideas de dentro deben reflejarse mutuamente y con fidelidad. Pero por lo común no sucede así. Nuestra imagen del mundo exterior se falsea o desfigura o hay en ella enormes lagunas que no debería haber.