Mefistófeles lleva felicidad a los habitantes del país


Esta innovación levantó gran entusiasmo. Los alcaldes no tardaron en hacer público que las deudas estaban saldadas y los acreedores satisfechos. Los generales se felicitaban de que los soldados hubiesen recibido sus pagas con gran contento. El gran Tesorero, o ministro de Hacienda, había hecho estampar innumerables billetes de diverso valor, y la ciudad, ya próxima a la ruina, se sentía feliz. Asombrado estaba el emperador de que sus súbditos otorgaran a unos pedazos de papel el valor del oro puro; mas persuadido de que todo iba viento en popa, se dio por muy contento de otorgar curso legal a la nueva forma de moneda.