Principales hipótesis sobre el origen del sistema solar


Acerca de los astros son muchos los conocimientos que podemos obtener por visión directa, o auxiliados por instrumentos como los telescopios. Podemos determinar las órbitas de los planetas, sus tamaños, si poseen o no satélites, etc. En cambio, por medio de la observación de los hechos actuales, no podemos saber directamente cómo se originaron el Sol y los demás astros que giran en su torno. Acerca del origen del sistema solar sólo nos queda el recurso de hacer conjeturas, pero que deben apoyarse, lo más posible, en los conocimientos que poseemos. Esas conjeturas que los sabios hacen para explicar ciertos fenómenos, y que están en concordancia con los otros conocimientos bien comprobados que se poseen, se denominan hipótesis. No todas las hipótesis que se emiten acerca de un asunto son verdaderas: algunas son superadas por el mayor conocimiento; otras son totalmente descartadas, y por fin hay otras que tienen el gran mérito de verse confirmadas, por lo que llegan a ser teorías. Pero todas cumplen la magnifica misión de acercar cada vez más al hombre hacia el conocimiento de las verdades fundamentales acerca del Universo.

Según la hipótesis enunciada por el filósofo alemán Kant, después desarrollada por el físico y astrónomo francés Laplace, el sistema solar se originó en una gran nebulosa formada por gases incandescentes, que en un principio estaba animada de lento movimiento de rotación. Al transcurrir el tiempo la nebulosa se fue enfriando y, por consiguiente, se fue contrayendo, razón por la cual aumentó su movimiento de rotación. Cuando este movimiento rotatorio fue suficientemente rápido, comenzaron a desprenderse de su zona ecuatorial, por efecto de la fuerza centrífuga, una serie de anillos de materiales ígneos, que al fragmentarse en trozos dieron origen a los diversos cuerpos del sistema.

Otra hipótesis sobre el origen del sistema planetario, debida al físico inglés Jeans. considera que en un principio el gran globo solar estaba solo en el espacio, sin la compañía de los planetas que hoy conocemos. En cierta oportunidad, otro astro de gran tamaño pasó por las proximidades del Sol, arrancando do su superficie, por atracción gravitatoria. un gran filamento gaseoso que, al fragmentarse, originó los distintos planetas. Los fragmentos más pequeños resultantes de la ruptura dieron origen a los satélites, que permanecieron gravitando en torno de los trozos mayores.

Existe todavía otra hipótesis, más reciente, según la cual los planetas no surgieron del globo solar, sino que se formaron a partir de la materia cósmica que existía en torno del Sol. La rotación de esa materia en torno del astro central tuvo como resultado la formación de grandes torbellinos, parecidos a los que se forman en el agua o en el humo. Los planetas se formaron de los grandes torbellinos, mientras que los satélites se originaron a partir de los torbellinos más pequeños que quedaron entre los mayores. Con el correr de los milenios, los planetas ya formados terminaron de atraer hacia sí todos los restos de materia cósmica que los rodeaban, hasta el momento en que el espacio interplanetario quedó vacío.

Con lo expuesto nos habremos dado cuenta de que no es nada fácil rehacer la historia del sistema planetario. ¿Qué pensar acerca del destino de los planetas y sus dóciles satélites? ¿Cómo acaecerá el fin del mundo?

Aunque la Ciencia no posee, tampoco en este caso, respuestas exactas, se puede vislumbrar cuál será el destino final del Sol, de la Luna, del mundo en que vivimos. Pero este tema será motivo de otra historia.