De las estrellas que son visibles desde cada región de la tierra


Si bien consideramos al cielo como una inmensa esfera, nuestra Tierra es también una esfera opaca. De ahí que cuando observamos el cielo, vemos sólo la mitad de la esfera celeste. Según cómo estemos situados podemos conocer otras regiones del cielo, simplemente aguardando a que, por su marcha, pasen al campo de nuestra vista y se evidencien.

Si estuviésemos en el polo Norte, sólo veríamos una mitad del cielo, el hemisferio Norte, que nos parecería girar en torno de nuestra cabeza. Análogamente ocurriría con el hemisferio Sur, si estuviésemos apostados en su polo. Estando en el ecuador podríamos ver todos los puntos de la esfera celeste, aguardando a que el cielo desfilara frente a nosotros. Claro que, cuando esperamos ver las constelaciones que se levantan por el Este, llega el alba y luego aparece el Sol, cuyo brillo nos encandila. Este hecho hay que tenerlo bien presente: las estrellas existen día y noche; si de día no son visibles, se debe a que el intenso fulgor del Sol impide a nuestra vista captar sus débiles brillos. Sin embargo, la Tierra gira en torno del Sol en 12 meses, de donde resulta que si bien en una época no podemos ver las estrellas que se hallan del lado del Sol, podremos verlas seis meses más tarde, cuando el Sol se proyecta, visto desde la Tierra, sobre la región del cielo opuesta a la anterior.

Aquellas personas aficionadas a la Astronomía, que no se hallen precisamente en los polos, pueden observar, cada noche del año, una parte del cielo levemente diferente que no vieron en las noches anteriores. Al cabo de un año habrán conocido todas las estrellas y constelaciones visibles desde ese lugar. Cuanto más alejado del ecuador se halla el observador del cielo, o dicho en otras palabras, cuanto mayor sea la latitud del lugar donde esté, tanto mayor es la región del cielo que queda oculta permanentemente a su vista.

Cuando uno se halla frente a un mapa del cielo con las estrellas y las respectivas constelaciones, debe saber de antemano cuáles de ellas podrá ver y en qué época del año, para poder así orientarse. La hora de la observación tiene importancia, pues en cuanto el Sol se ocultó se hacen visibles las estrellas que ya estaban sobre el horizonte; pero siguiendo el movimiento de la esfera celeste, esas estrellas se desplazan hacia el Oeste, en procura del horizonte, mientras otras estrellas antes ocultas van apareciendo por el Este.