La transformación de los elementos radiactivos, fiel reloj que nos revela la edad de la tierra


Hay muchos otros procedimientos para determinar la antigüedad de nuestro planeta. De entre todos ellos, uno muy preciso está basado en la desintegración de los materiales radiactivos de origen natural.

Es sabido que cuando un elemento radiactivo se desintegra, da origen a otros elementos. Ese proceso se realiza en forma gradual y, en cada caso, en períodos perfectamente establecidos, por millones y millones de años, cualesquiera sean las variaciones de presión o temperatura. Este fenómeno es empleado en la actualidad pollos geólogos para determinar la antigüedad de las rocas. Analizan para ello la constitución de los minerales para determinar la cantidad de materiales radiactivos que contienen, en relación con la cantidad de elementos que se fueron produciendo por desintegración de los primeros. Cuanto mayor cantidad de elementos radiactivos hay respecto a los productos de desintegración, más reciente es la roca. Si hay poco material radiactivo, rodeado por una proporción mayor de productos de desintegración, significa que la roca se formó hace muchos miles de años.

Según enseña la experimentación, la mitad de una cantidad cualquiera de uranio se desintegra, produciendo plomo, en 5.000 millones de años- Si en una roca se encontrase, pues, una cantidad de uranio mezclado con igual masa de plomo, tal roca se habría consolidado hace 5.000 millones de años. No hay ninguna especie mineral que presente tal proporción de plomo mezclado con el uranio. Las rocas que poseen mayor proporción de plomo no superan el 40%. Este valor permite calcular que tales rocas tienen una antigüedad de unos 1.800 millones de años.

Combinando esos resultados con el tiempo que debió emplear la Tierra para enfriarse, se puede decir que nuestro planeta apareció como masa ígnea independiente, hace unos 3000 millones de años. Hace 2.500 millones de años comenzó su transformación del estado líquido al sólido, proceso que terminó hace unos 1.500 millones de años, en que quedó constituida la corteza sólida. Desde entonces, en lo que respecta a los grandes cambios de estado, la Tierra permaneció como la conocemos ahora.