¿Hay ríos que corren por el mar sin mezclarse con él?


Estamos acostumbrados a ver que un río corre sobre un lecho sólido, limitado a ambos lados por riberas de tierra o de rocas. ¿Qué pensaría el lector si se le dijera que hay ríos que corren entre márgenes de agua, sobre un lecho también acuoso? Pues éste es precisamente el caso de las corrientes marinas. Verdaderos ríos de agua de mar, de distinta temperatura y salinidad que las aguas circundantes, fluyen por caminos determinados a través de todos los océanos.

Esas corrientes marinas, que circulan por el efecto combinado de los vientos y de la rotación de la Tierra, ejercen grande influencia en el clima de las costas y de las islas que se encuentran en su curso.

No debe pensarse que las corrientes marinas son tan rápidas como las de los ríos. Pero si bien la velocidad es bastante menor, es mucho mayor la masa de agua que se mueve, y de ahí la importancia que reviste para las regiones que las circundan.

A las islas Británicas, por su latitud, les correspondería un clima sumamente frío. Pero están bañadas por la llamada Corriente del Golfo (Gulf Stream), que viene de la zona tropical cargada de calor; éste pasa a la atmósfera al llegar a la región de las mencionadas islas.

Las clásicas nieblas inglesas se deben entre otras cosas a la corriente cálida del Golfo. Las aguas, de mayor temperatura que la atmósfera del lugar, se evaporan y condensan, formando nubes a ras del suelo, que constituyen el característico y conocido fenómeno de la niebla.