Quizás hoy mismo haya nacido un gran novelista como Cervantes o un científico como Newton


Creemos generalmente que nada nuevo sucede, pues nada extraordinario nos ofrece la lectura de los diarios. Esto es un error. Al encabezar este párrafo hemos enunciado una conjetura perfectamente racional y posible. Es, pues, muy hacedero que hoy mismo haya nacido otro Cervantes u otro Newton, o acaso algún niño destinado a ser un gran político, que lleve a su país al engrandecimiento o a la ruina. La historia de la humanidad se está formando y desarrollando sucesivamente merced a miles de hechos que pasan inadvertidos, ya que tenemos la tendencia de no parar mientes en las cosas usuales a que estamos acostumbrados, y sí en lo nuevo, grandioso y pasajero.

Sirviéndonos de una comparación un tanto pueril, nos ocurre algo así como al gato que se está quieto y no se interesa por la bola de papel, mientras ésta no se mueve; pero basta tirar del hilo para que el gato salte sobre ella. Así nosotros no vemos más que las cosas que se mueven y agitan. Olvidamos nuestra propia historia y la de la Tierra, ante las grandes batallas, terremotos, etc., no damos ninguna importancia a tantos y tantos niños en el regazo de sus madres, ni a la lluvia, ni al rocío ni a mil y mil sucesos aparentemente comunes.

El hecho más importante que nos revela la Ciencia es el de que la historia se desarrolla en todas partes sin cesar, y que los llamados acontecimientos históricos -batallas, terremotos- que publican los diarios y escriben los historiadores, no son -por decirlo así- más que las burbujas, la espuma, la manifestación espectacular y superficial de procesos mucho más profundos e importantes que pasan inadvertidos.