Terribles desastres ocasionados por los volcanes


En todas partes del mundo hay volcanes; algunos están en actividad; a otros se los considera apagados. El agujero o boca que se encuentra en el centro de los volcanes recibe el nombre de cráter.

Los volcanes pueden originarse, en algunos casos, como grietas o pozos, en forma repentina, a raíz de un terremoto. Por el agujero o hendidura abierto en la tierra, salen vapores y diversas sustancias químicas a altas temperaturas. Hay indicios de que en esos procesos ha debido intervenir el agua de mar. Se explican algunas erupciones por la filtración del agua de mar a través de grietas de la corteza terrestre, hasta las regiones en que reinan elevadas temperaturas. La enorme presión que alcanza el vapor de agua así originado hace que se abra paso, juntamente con otros materiales calientes, hacia la superficie terrestre, presionando al conjunto a través de capas que ofrecen menor resistencia, para engendrar, finalmente, un volcán.

Una erupción volcánica suele iniciarse con un gran ruido subterráneo, y culmina con la violenta expulsión por el cráter, de vapores, lenguas de fuego, piedras y una masa viscosa que recibe el nombre de lava. La lava, que está formada por un material rocoso llamado basalto, en estado de fusión, se derrama de un modo parecido al de la miel, y avanza por las laderas hacia los lugares más bajos. La velocidad de su descenso es muy variable, pero en general avanza con lentitud, dando tiempo a los hombres y animales a apartarse de su camino. Por su elevada temperatura destruye todo cuanto encuentra: incendia los bosques y arrasa las construcciones de los hombres.

También suelen acompañar a las erupciones volcánicas lluvias de cenizas, material rocoso finamente pulverizado, expulsado por el volcán en estado ígneo y solidificado en las grandes alturas.

Cuando la lava se solidifica, se presenta como una materia esponjosa, llena de las burbujas del gas que contenía disuelto; la conocemos como piedra pómez.

No sólo los volcanes nos indican que bajo la superficie de nuestro planeta reinan altas temperaturas. Los geiseres se parecen en cierto modo a los volcanes. Esta palabra geiser significa, realmente, un hervidero, un surtidor termal. Consiste en un hoyo que se abre en el suelo, del cual surge un chorro de vapor y de agua hirviente. Hay geiseres notables en Islandia, en Nueva Zelanda y en América del Norte. Algunos de ellos arrojan gran cantidad de agua a intervalos regulares. Como el agua contiene muchas sales en disolución, éstas se depositan en torno al geiser, formando una especie de cráter parecido al de los volcanes, pero de dimensiones muy reducidas.

Los geiseres son manifestaciones del calor interno, aunque de mucho menos importancia que los volcanes. No producen destrucción alguna, y. por lo contrario, atraen a los turistas por su hermosura. Los volcanes, en cambio, son terriblemente destructores. Así Herculano y Pompeya, hermosas ciudades romanas, desaparecieron tras una extraordinaria erupción del Vesubio. Las ciudades con sus habitantes fueron sepultadas por un mar de lava y por una lluvia de cenizas candentes.