El sistema Braille es de maravillosa simplicidad


Los pocos ciegos que en aquellos tiempos sabían leer, Braille entre ellos, habían aprendido a hacerlo por el dificilísimo sistema de Haüy, basado en el relieve de los caracteres vulgares, que presentaba grandes dificultades. Braille, que las había experimentado, buscó perfeccionarlo y simplificarlo para dar a los no videntes un instrumento de cultura de fácil manejo. Su ingenio y su paciencia vencieron todos los inconvenientes, y sus trabajos culminaron con la invención del sistema de escritura a que debe su gloria.

Braille pudo advertir que el sistema de Valentín Haüy que consistía en letras romanas mayúsculas, en relieve, exigía como primera condición que fueran de gran tamaño, lo cual obligaba a emplear mucho papel por breve que fuera el texto escrito. Con su sistema de puntos en relieve, esa gran dificultad, sumada a la del penoso manejo de libros de gran tamaño, desaparecía.

Para trazar los puntos orbituarios, de que consta su sistema, se valió Braille de un aparato de metal de forma rectangular que tiene varios surcos horizontales igualmente espaciados. Sobre ellos se coloca un bastidor rectangular, unido a la pauta por bisagras y un gancho. Una regla de metal con unos pinches salientes en sus extremos que se acoplan a los agujeros referidos, presenta huecos rectangulares, iguales y paralelos de 2 mm de distancia, 7 mm de altura y 4 mm de ancho. En cada uno de estos huecos se pincha en el papel, que previamente se ha colocado sobre la pauta sujeta a un bastidor, cada una de las letras o signos que se quiere representar.

Este sistema de maravillosa simplicidad, mediante el cual los alumnos pueden tomar notas durante las lecciones, consiste esencialmente en seis puntos combinados de distintas maneras, representados en relieve, lo que permite su captación táctil. Con ellos logró formar Braille el alfabeto común, los números y los signos de puntuación. A través de los años, este producto del ingenio de un ciego se afianzó. Por su superioridad incontrastable, como base de la instrucción de los no videntes y como elemento intelectual de primer orden, a pesar del inconveniente resultante del empleo de caracteres convencionales, por otra parte fáciles de aprender, se impuso y llegó a extenderse de tal manera que hoy puede considerarse universal. La técnica perfeccionó más tarde la maquinaria para producir impresiones económicas, y cada país adaptó el método Braille a sus exigencias idiomáticas, sin que por ello perdiera originalidad.

No paró aquí su actividad en beneficio de sus hermanos de desgracia; deseoso de proporcionarles una justa expansión espiritual, inventó, con los mismos elementos de su alfabeto, una notación musical que permite a los ciegos el estudio de la música, y, simplificando los signos, creó un sistema de escritura rápida, semejante a la taquigrafía común, con el cual pueden tomar versiones completas de lecciones y conversaciones.

Desde el año 1879, en que de acuerdo a lo acordado por el Congreso Internacional de no videntes celebrado en Berlín, se adoptó en forma universal la escritura Braille, se han instalado imprentas con su sistema. Con los libros impresos en ellas, es posible dar a los no videntes la misma instrucción que en las escuelas públicas ordinarias. Por ello, en todos los textos y elementos de cultura de las escuelas y colegios para ciegos, se utilizan los caracteres de escritura de puntos orbituarios ideados por el genial Luis Braille.

En 1887, el pueblo francés, en reconocimiento a la extraordinaria obra social realizada por Luis Braille, erigióle, por suscripción popular, un monumento en su pueblo natal, obra del escultor Esteban Leroux.

Los afanes y la inspiración de Braille dan hoy ocupación y otorgan cultura y métodos de trabajo a millares de ciegos en todo el orbe. Por eso su figura se agiganta con el tiempo, alcanza relieves universales y sirve de ejemplo a la juventud: ésta debe ver en él al prototipo del hombre de férrea voluntad que no se deja vencer por la adversidad, y cuya alma generosa, superando su propia desgracia, corre en ayuda de sus semejantes.