UN ESFORZADO CORAZÓN


El 19 de diciembre de 1912 -en los albores de la aviación-, sigilosamente, sin anuncios ruidosos, despedido únicamente por dos amigos y ante la mirada atónita de unos pocos soldados, el recluta Teodoro Fels se elevaba en el aeródromo de “El Palomar” de Buenos Aires y se dirigía hacia las costas uruguayas, en un monoplano Blériot de cincuenta caballos de fuerza.

Ya sobre el río de la Plata, el frágil pájaro mecánico -madera, tela y alambres- fue sacudido por fuertes ráfagas de vientos encontrados; pero Fels, serenamente, con heroica determinación, continuó volando. En su corazón no cabían ni el miedo ni la vacilación.

Tres horas después el héroe descendía en Montevideo; la proeza habíase cumplido. Y a los pocos momentos el cable anunciaba al mundo que un simple soldado había batido el record mundial de vuelo sobre el agua. Pero como para realizar su raid el soldado Fels había infringido las reglas de la disciplina militar, no bien pisó de regreso el suelo de su patria, fue arrestado por las autoridades.

Sin embargo, el valor y la pericia puestos de manifiesto por el joven soldado le valieron, veinticuatro horas después, su ascenso a cabo.


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