SENTENCIAS DE MARCO AURELIO


Estas meditaciones de Marco Aurelio están escritas como si el autor hablase consigo mismo, lo cual se comprenderá leyéndolas. Por ejemplo, cuando dice: “Acuérdate todas las mañanas de que, acaso antes de que llegue la noche, te encontrarás con una persona digna de toda censura” no da un consejo al lector, sino que se lo da a sí mismo. Escribió, pues, su libro como para recordar sus propios pensamientos. Algunos de ellos, que los hombres han estado comentando durante casi 2.000 años, son los que citamos a continuación, traducidos libremente.

“Con respecto al hombre censurable, debes pensar que así tu mente como la suya vienen de Dios y que fuimos creados para ayudarnos mutuamente, como se ayudan las dos filas de dientes de nuestra boca. Todo hombre es necesario al Universo. Eres hombre y naciste romano; debes, por tanto, obrar como corresponde a esta dignidad. Esto sólo se logra pensando que cada una de nuestras acciones podría ser la última.

“Debemos atender con preferencia a nuestras almas, pues los cuerpos están perdidos. Hipócrates, que curó tantas enfermedades, al fin cayó enfermo y murió. Alejandro, Pompeyo y Julio César, que sembraron por todas partes la muerte y la destrucción, muertos y destruidos fueron ellos también. Demócrito fue consumido por los gusanos, y otros gusanos destruyeron a Sócrates.

“No te esfuerces en ser espiritual y brillante en tu conversación; obra siempre como corresponde a un emperador romano; busca en ti mismo la paz del alma y no quieras para ella un apoyo ajeno; es decir, no sería discreto que resolvieras desprenderte de tus piernas, prefiriendo el sostén de unas muletas.”


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