LA BOTELLA QUE TODO LO CONTIENE - León Tolstoi


Un día, delante de una cabaña, un niño de pocos años contemplaba una botella que tenía entre las manos, murmurando:

-¿Estarán dentro de esta botella los zapatos, como dice mamá?

Por fin, después de darle muchas vueltas, cogió una piedra y rompió la botella: mas al ver que no había nada adentro, espantado por lo que acababa de hacer, echóse al suelo y lloró tan fuerte que no oyó el ruido de pasos de alguien que se acercaba.

-¿Qué es eso?

Aterrado el pequeñuelo al oír la voz volvió los ojos: era su padre.

-¿Quién ha roto la botella?

En la voz del hombre había algo a que el niño no estaba acostumbrado: algo de compasión, que quizá por vez primera había sentido, al ver aquel pobre ser inocente y débil, encorvado, doblado casi en su desolación sobre los restos de la botella.

-Yo quería -murmuraba el niño entretanto-, ver si había dentro un par de zapatos nuevos... porque los míos están rotos y mamá no tuvo nunca dinero para encargar que los arreglen...

-¿Cómo podías imaginarte que hubiera dentro de la botella un par de zapatos nuevos?

-Ha sido mamá quien me lo ha dicho... siempre que le suplicaba que me comprase un par de zapatos, me decía que mis zapatos, mis vestidos y el pan, y muchas otras cosas, estaban en el fondo de esta botella... y yo creí encontrar alguna de esas cosas dentro... ¡Pero ya no lo haré más!

-¡Está bien, hijo mío! -dijo el padre, poniendo las manos en la ensortijada cabellera del hijo.

Después entró en la cabaña, dejando al niño asombrado con su moderación, tan fuera de ordinario.

Algunos días más tarde, el padre entregó al niño un pequeño paquete, mandándole que lo abriera.

Al hacerlo lanzó el pequeñuelo un grito de alegría.

-¡Zapatos nuevos...! ¡Zapatos nuevos! -exclamó-. ¿Has recibido otra botella, papá? ¿Estaban dentro de ella?

-¡No, hijo mío! -le contestó el padre con dulzura-; ya no quiero otra botella; tu madre tenía razón... todas las cosas iban antes a perderse en el fondo de la botella. Lo que he echado en ella no es fácil sacarlo de allí; pero ya no volveré a echar nada en adelante...


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