Las maravillas que se descubren en diferentes cuerpos


Tales de Mileto fue el primer hombre que descubrió las curiosas propiedades de la magnetita o piedra imán. Asimismo, parece que este sabio griego fue también el primero que descubrió los llamados fenómenos eléctricos. Frotando una barra de ámbar con un paño o una piel, la barra adquiere la notable propiedad de atraer pequeños objetos muy livianos: pelos, plumas, etc. De manera que la barra de ámbar frotada tiene propiedad análoga a la de la magnetita: atrae cuerpos. Pero, a diferencia de ésta, para adquirir dicha propiedad debe ser previamente frotada. Además, los cuerpos que atrae no son de hierro, como los que atrae la magnetita, sino cuerpos livianos. La palabra electricidad deriva, justamente, de la palabra electrón, que es como los griegos llamaban al ámbar. Pero esta palabra electricidad no la usaron los griegos. Fue introducida por el médico Gilbert, el primero que estudió los fenómenos eléctricos en forma ordenada y a fondo. De esa manera encontró que la curiosa propiedad del ámbar frotado -atraer livianos cuerpos- también la adquieren otras sustancias, tales como el vidrio, la madera, la resina, etc. Este fenómeno de la atracción de cuerpos livianos mediante otros cuerpos que han sido previamente frotados fue el primer fenómeno eléctrico estudiado por el hombre. Se comprende así por qué recibieron tales fenómenos el nombre de eléctricos: se verificaron en el ámbar, en primer lugar, y luego en otros cuerpos, a los cuales se les dio el nombre de electrizados -cuando se los había frotado-, porque entonces se comportaban como el ámbar. Algunos fenómenos eléctricos sencillos pueden ser realizados en nuestra propia casa; para ello es conveniente tener una barra de lacre o de vidrio y un paño de lana. Una experiencia muy curiosa es la siguiente: se abre un grifo de modo que pase un chorrito muy delgado de agua; se frota enérgicamente la barra de lacre o de vidrio y se la acerca al chorrito, sin tocarlo. ¡Se verá que el chorrito de agua se curva!