El radar señala y localiza todos los objetos


El radar no sería un instrumento útil si además de señalarnos un objeto no nos dijese a qué distancia se halla de nosotros. Pero así como se estableció la profundidad de los mares midiendo el tiempo que tardaba en llegar el eco, de la misma forma el radar puede determinar la distancia a que se halla el objeto que refleja las ondas, midiendo el tiempo que tardan éstas en volver al punto de partida. Para este propósito, el radar cuenta con una pantalla semejante a la que posee un aparato de televisión. En dicha pantalla aparece radiado constantemente un pico, correspondiente a la señal, y un trazo luminoso recto. Cuando el rayo se refleja, o sea cuando vuelve el eco, se origina en el trazo recto un pequeño pico, como puede apreciarse en el grabado que ilustra estas páginas, que nos señala la presencia de un objeto. Debajo de dicho trazo se halla una escala graduada en kilómetros, en la cual podemos leer directamente la distancia a que se encuentra dicho objeto, ubicando la posición que ocupa el pico sobre el trazo recto.

Éste es el funcionamiento del radar más sencillo; luego, poco a poco, fueron perfeccionándose los detalles hasta obtenerse aparatos mucho más precisos. Sin embargo, gracias a él, los británicos contaron con un auxiliar para la defensa, tanto para descubrir la presencia de aviones, como la de submarinos en el mar; verdaderamente, resultó un arma muy eficaz.