El descubrimiento de las ondas electromagnéticas


El descubrimiento de las ondas electromagnéticas se debe fundamentalmente al esfuerzo y la inteligencia de Maxwell, el ya citado célebre investigador inglés, y de Enrique Hertz, el físico alemán de cuya genialidad puede dar idea el hecho de que ya a los 21 años había realizado notabilísimas investigaciones. Pero no queremos referirnos ahora a tales trabajos, sino a un gran descubrimiento casual realizado por Hertz, justamente cuando trataba de producir en el laboratorio, por primera vez en la historia, las ondas electromagnéticas. Hertz no intuyó la trascendencia de su descubrimiento, quizá porque su mente estaba por completo en el problema que hacía ya mucho lo preocupaba. Pero lo cierto es que él le ha dado tanta gloria como sus otras investigaciones. Porque si bien fue casual, de Hertz puede decirse, con toda justicia, lo que un gran matemático francés dijo de Newton: “La casualidad se presenta únicamente a aquellos hombres que saben buscarla”.

¿Qué fue lo que descubrió Hertz, que tanta importancia le asignamos? Mientras hacía saltar largas chispas entre dos esferas metálicas cargadas de electricidad, Hertz observó que la longitud de las chispas aumentaba cuando se iluminaba a las esferas.

Parecía, pues, que la luz tenía influencia sobre la electricidad. El físico alemán dio cuenta de su descubrimiento y, aunque él no lo tomó como un tema especial de investigación, muchos investigadores se sintieron fuertemente atraídos por la novedad e importancia del mismo. Entonces, las experiencias se multiplicaron, y los resultados obtenidos fueron bien claros y concretos.

Los físicos pudieron comprobar perfectamente de qué manera influye la luz sobre la electricidad. Así, por ejemplo, si se ilumina con luz violeta una placa metálica que está cargada de electricidad, se produce una corriente eléctrica. Como una corriente eléctrica es simplemente un conjunto de pequeñísimas cargas eléctricas -llamadas electrones- que se desplazan con gran velocidad, parecería que el rayo luminoso que ilumina la placa empujara a los electrones, y los desalojara de su domicilio, y que así se formara la corriente. Lo que resulta más asombroso es el tiempo increíblemente corto que necesita el rayo de luz para desalojar a los electrones: menos de un billonésimo de segundo. Pero hubo un motivo más de asombro: la velocidad con que salían los electrones de la placa no dependía de la intensidad de la luz. Aunque se la iluminara con una luz muy potente, los electrones salían siempre con la misma velocidad. Si todo el fenómeno era sorprendente, este aspecto del mismo lo era mas aun. Durante muchos años los hombres de ciencia trataron vanamente de explicar esta relación entre la luz y la electricidad, conocida en la ciencia con el nombre de efecto fotoeléctrico. Finalmente en 1905 se llegó a la solución del enigma; se debió al genio de Alberto Einstein, físico alemán creador de la famosa teoría de la relatividad. Y también la solución fue sorprendente, como no podía ser menos, después de tantas sorpresas. Porque, para poder explicar el efecto fotoeléctrico, Einstein se vio precisado a suponer que la luz estaba formada por corpúsculos pequeñísimos, a los que llamó fotones; ellos provocaban la salida de los electrones de la placa con su empuje, pues los fotones chocan con los electrones, con enorme velocidad, y los arrancan de su sitio.

Y he aquí una consecuencia importantísima, en la que Hertz ni siquiera pudo haber soñado: su descubrimiento volvía a revivir los corpúsculos luminosos de Newton, que los físicos creían haber desterrado por completo de la Física. Ello significaba plantear nuevamente el problema y volver a la controversia científica anterior.

Correspondió al físico francés De Broglie dar por primera vez una teoría en la cual apareciesen reunidas las dos concepciones que hemos mencionado en los párrafos anteriores, esto es, la doble naturaleza de la luz; como fenómeno ondulatorio y a la vez corpuscular. Con ello ¿quedará cerrado uno de los más apasionantes debates, promovido por eminentes filósofos y científicos?