Las tres corrientes de la arquitectura bizantina


La arquitectura bizantina, que tiene raíces orientales, desarrolladas en Asia Menor sobre la arquitectura abovedada de los persas sasánidas, se extendió por los Balcanes, Sicilia, Italia septentrional, España, sudeste de Francia, las costas del mar Negro, Rusia, Escandinavia, Inglaterra e Irlanda. Augusto Choisy distingue en tan dilatado campo tres corrientes perfectamente definidas: la bizantina propiamente dicha, que abarca Constantinopla y sur de Europa; la armenia, que se extiende por Rusia y Escandinavia. y la siria, que de Asia Menor pasó al norte de África y de allí a Sicilia, España y valle del Ródano; pero los exponentes más bellos de la arquitectura bizantina en Occidente se encuentran en el norte de Italia, en Rávena y Venecia, cuya catedral de San Marcos aúna en su estructura tres estilos, entre los que tiene preponderancia el bizantino.

La característica esencial del templo bizantino fue el empleo de la cúpula sobre pechinas, triángulos curvilíneos que forman el anillo de aquélla con los arcos torales, sistema descubierto por los persas que, a partir de entonces, se generalizó por toda la Europa civilizada.

El plano del templo bizantino tiene la forma de una cruz griega, de brazos iguales, a diferencia de los templos y basílicas occidentales, cuya planta afecta la forma de una cruz latina, de brazos desiguales. Los capiteles, artísticamente esculpidos, son dobles; los interiores, resultan verdaderas joyas difíciles de superar. El templo más notable de este estilo es la iglesia de Santa Sofía, existente en Constantinopla.

Desde la conquista de esta ciudad por los turcos otomanos, Santa Sofía pasó a ser mezquita.