El palaio de Cnosos, una ciudad dentro de la verdadera ciudad


La situación geográfica de la isla de Creta, equidistante de Grecia, Egipto y Asia Menor, y el respaldo de una poderosa flota, la defendían de todo posible ataque; por eso sus ciudades carecieron de murallas. Toda la actividad giraba en torno del gran palacio real, que era una ciudad dentro de la verdadera ciudad, pues reunía a su alrededor habitaciones reales, algunas casas, una especie de templo llamado megarón, el gran pórtico de entrada, expresión de arte, belleza y fuerza, y, finalmente, un gran patio con escaleras laterales, dedicado a los grandes espectáculos, entre los que se destacó la taurocatapsia, considerada el antecedente más remoto de las famosas corridas de toros españolas.

El palacio real concentró también, dentro y fuera de su recinto, toda la capacidad artística de los cretenses; en su trazado puede apreciarse la grandiosidad de su concepción estilística. La arquitectura fue el arte principal de este pueblo. Las otras artes giraron en función de ella. Sus columnas anticipan ya la sobriedad y belleza de la columna dórica, que predominó durante toda la primera época de la arquitectura griega.

Como complemento de esos monumentales palacios, los frescos murales, que representan hermosas pinturas de escenas religiosas, de caza y marítimas, así como también la rica cerámica profusamente decorada con guardas geométricas y florales o motivos de la fauna marina, son testimonio fiel de tan brillante cultura.