La música en los orígenes del cristianismo. El canto ambrosiano


Los cambios que la doctrina cristiana provocó en el imperio de los Césares se hicieron sentir también en el campo de la música. El canto ocupó pronto un lugar de preferencia en las reuniones secretas que los cristianos realizaban en las catacumbas para escapar de las persecuciones imperiales, aunque ellos quisieron encontrar, para expresar sus sentimientos, una nueva música que fuera distinta de la sensual y pagana de la corte. La reforma vino de Oriente y la introdujo Pedro, el primero de los discípulos de Jesús; cuando se dirigió a Roma para anunciar la Buena Nueva, recordaba viejas canciones y salmos escuchados en el templo de Jerusalén y que sus compañeros aprendieron dándole un nuevo carácter. El salterio y la salmodia hebrea iniciaron así una reforma que culminó con la del papa-músico, san Gregorio Magno, del cual nos ocuparemos más adelante. Junto con la música hebrea, los cristianos primitivos buscaron inspiración en viejas melopeas griegas para componer sus himnos. De ese modo, de ciertos elementos procedentes de Oriente y de otros de Occidente nació la música cristiana, que destacó tanto la dulzura como la comprensión de la doctrina del Divino Maestro.

La Edad Media, que desde el punto de vista del desarrollo musical comenzó en el siglo I, fue un período esencialmente místico-religioso, carácter que revistió también la música de esos tiempos. San Ambrosio, obispo de Milán (340-397), introdujo en ella una reforma que conocemos con el nombre de canto ambrosiano, basado en el canto antifónico y en el canto responsario. Tanto en éste como en aquél, un conjunto de cantores repite un versículo o parte de un salmo previamente entonado por el sacerdote oficiante o por un cantor principal. La influencia griega se hizo sentir entonces con mayor intensidad, cuando san Ambrosio escogió para su reforma escalas que fueron asimiladas a los cuatro modos fundamentales del sistema helénico: dorio, frigio, lidio y mixolidio. San Ambrosio dividió la música religiosa en antífonas e himnos, y, según se afirma, él mismo compuso algunos.