La escultura en hueso, revelada en utensilios y objetos de arte


A fines del paleolítico, el continente europeo se cubrió de nuevo con grandes masas de hielo. Sus tierras se poblaron entonces de una fauna diferente, cuyos exponentes más característicos fueron el mamut, especie de elefante gigante, con abundante pelaje y retorcidos colmillos, y el reno, de grandes astas ramificadas; convivieron con ellos, además, el oso, la hiena y el lobo.

Durante todo este período el reno fue un animal muy útil al hombre, porque le proporcionó no sólo alimento sino también abrigo, pues su cuero, además de vestido, le sirvió para tapar las aberturas de las cavernas en que se alojaba. Pero la utilidad del reno no termina ahí, pues de sus astas y huesos se hicieron utensilios domésticos y objetos de arte. En el interior de algunas cuevas se han encontrado instrumentos de hueso con dibujos de animales y figuras grabadas.

Tanto las tallas realizadas en hueso, como las de piedra, ofrecen dos variantes: de relieve y de bulto. En ambas el hombre primitivo utilizó la misma técnica que empleó para la escultura pétrea. Los modelos fueron proporcionados por la Naturaleza, los animales que eran sus contemporáneos y sus propios semejantes.

A la escultura en hueso pertenecen también los llamados bastones de mando, huesos largos o astas con uno o más agujeros, magníficamente decorados con dibujos y grabados.

Entre los utensilios domésticos y de labranza fabricados con ese material, algunos artísticamente trabajados, se han recogido raspadores, propulsores, arpones y punzones.