Las características esenciales del arte persa: sus muchos detalles


Los persas, pueblos de raza aria o indoeuropea, formaron en el siglo vi antes de Cristo un poderoso imperio con asiento en la meseta del Irán, después de haber sometido a los medos, que los habían precedido en el lugar.

El arte persa refleja también influencias egipcia y caldeo-asiria. Las ruinas de sus palacios denotan la presencia de elementos tomados de ambas culturas. En los que mandaron levantar Darío, el Rey de Reyes, y sus descendientes, en Persépolis, las esbeltas columnas llegan hasta veinte metros de altura, y su diámetro es doce veces menor; los capiteles lucen decorados de forma tan particular y complicada, que resultan absolutamente originales.

A tales elementos agregaron los de otros pueblos y los del propio patrimonio; todo ello hizo del arte persa un arte recargado de detalles.

Los persas, que llegaron a dominar toda el Asia Menor, introdujeron en arquitectura algunas innovaciones, entre ellas el empleo en gran escala de las vigas de madera dura para los techos. El culto del fuego, celebrado al aire libre, tuvo su consecuencia en el arte, ya que no les exigió ni la construcción de templos ni de tumbas como en los pueblos estudiados, de modo que todo el movimiento artístico de este pueblo se orientó hacia lo profano y palaciego.

En su desarrollo se distinguen dos períodos bien diferenciados: el de los aqueménides y el de los sasánidas. El primero desapareció poco después de la conquista de Alejandro Magno y ante el avance de partos y griegos, que difundieron un arte helénico orientalizado. Sus palacios llaman la atención por la riqueza de los detalles ornamentales y por la disposición de sus interiores, que incluyó un nuevo recinto, la apadana, especie de sala cubierta sobre grandes columnas y sin paredes, que facilitaba la circulación del aire en esas tierras de calor tropical. Uno de los templos más famosos fue el de Persépolis.

La etapa de los sasánidas, que se desarrolla entre los siglos iii y vii de nuestra era, representa el resurgimiento nacional después de las dominaciones extranjeras. Se dio entonces cada vez mayor importancia a la bóveda y a la cúpula.

La cultura helenística encontró en Persia también un excelente campo para su difusión. Posteriormente los árabes, al extender su dominio por el mundo respondiendo a su ideal de la guerra santa, fueron los nuevos intermediarios entre Oriente y Occidente, y contribuyeron así a plasmar el arte de la Europa occidental en el medievo.

La historia del arte de los pueblos antiguos está íntimamente ligada a la arqueología y a la interpretación de documentos hallados en el transcurso de las excavaciones. Durante el siglo pasado muchas veces se perdió el significado profundo de las obras por carecer de datos exactos que las ubicaran; la Arqueología es una importante ciencia auxiliar de la Historia, y su enfoque contribuye a esclarecer un aspecto de la historia del arte.