La arquitectura asirio-babilónica y sus elementos característicos


Los asirio-babilónicos sucedieron a los súmero-acadios en la dominación de los valles del Tigris y el Eufrates.

Tanto en uno como en otro pueblo, el arte por excelencia siguió siendo la arquitectura, en tanto que la pintura y la escultura sirvieron para darle mayor realce.

La naturaleza geográfica de la región que ocuparon imprimió un sello propio y característico a sus respectivas construcciones

Asiría, región montañosa donde podía encontrarse piedra, nos ofrece un tipo más duradero, ya que las paredes de sus templos y palacios fueron revestidas con bloques de piedra o alabastro, profusamente decorados. Babilonia, en cambio, que se levantaba en medio de una planicie donde escaseaba dicho material, tuvo que recurrir casi exclusivamente a los adobes y ladrillos de barro cocido para construir sus edificios.

Las decoraciones murales se hicieron con ladrillos pintados o vidriados, dando así origen a la industria artística de los azulejos. Estas decoraciones eran realizadas en relieve, o simplemente pintadas. Los colores fueron brillantes, vivos y alegres, con predominio del blanco, el amarillo y el azul, y utilizado este último para los fondos, aunque a veces lo reemplazaron con el verde. El elemento-decorativo más frecuente fue la figura del león, diseñado con nobleza y vigor.