El arte de los primitivos pueblos mesopotámicos: súmeros y acadios


En los valles del Tigris y el Eufrates, es decir, en el brazo oriental de la media luna de tierras fértiles y en sus alrededores, se establecieron varios pueblos de distinta raza y cultura que responden al nombre genérico de mesopotámicos, por la región geográfica que ocuparon, ya que Mesopotamia significa “tierra entre ríos”.

En tiempos muy lejanos, que algunos creen anteriores a los que corresponden a la primitiva cultura egipcia, es decir, alrededor de cinco mil años antes de Cristo, se establecieron allí dos culturas que se sucedieron alternativamente: la de los súmeros o súmenos y la de los acadios, precursoras de otras dos más avanzadas aún: la de los caldeos y la de los asirios.

Pocos son los restos que han llegado hasta nosotros del arte sumerio; sin embargo, bastan para formarnos una idea de su grado de desarrollo. Las esculturas del patesi Gudea y de su hijo, esculpidas en diorita y alabastro, respectivamente, nos permiten valorar su alto grado artístico, el que se distingue por su realismo.

Para este tipo de escultura de bulto utilizaron la piedra dura, pero para los relieves, es decir, la escultura plana que sobresale ligeramente sobre una plancha lisa que le sirve de fondo, o bien ahuecada en su superficie, emplearon la caliza blanda. En sus relieves, como en sus pinturas, predomina la ley de la frontalidad, puesto que nos brindan las imágenes como los egipcios, o sea con cuerpo y ojos de frente, y rostro y pies de perfil. También se conservan, de esa época, estatuas de madera recubiertas con láminas de metal.

La escultura de los sumerios se distingue por el detalle de las cabezas completamente rapadas, cubiertas a veces con un casco cilíndrico que los diferencia de los semitas; el torso y los pies desnudos contrastan con la parte inferior del cuerpo, que aparece cubierta con una falda de vellones que penden verticalmente. Figuras por; lo general bajas y gruesas, paradas o sedentes, se destacan por su notable expresividad.

De esa época y de los tiempos de la primera Babilonia son también ciertos bajos relieves de piedra o estelas de forma rectangular, con un agujero en el centro que servía para fijarlas en las paredes.

Las figuras y los dibujos alternan con inscripciones cuneiformes que aclaran o explican las escenas que reproducen; otras veces como en la estela del rey Hammurabi (2000 años antes de Cristo), contienen leyes, tal el famoso código del soberano caldeo.

Los sumerios fueron, además, excelentes orfebres; crearon obras de incalculable valor, entre las que se destaca el vaso de Entemena.

El oro, la plata y el cobre se utilizaron tanto para joyas y vasijas como para pequeñas figuras o simples planchas rectangulares con maravillosos relieves.

Los sumerios habían alcanzado ya un gran desarrollo cultural cuando, a comienzos del tercer milenio antes de Cristo, fueron sometidos por un pueblo semita, procedente de Acad, de donde deriva el nombre de acadio con que lo distinguimos. Los acá dios dieron nuevo impulso a las artes en el transcurso de los doscientos años que duró su dominación.

Entre las novedades que introdujeron cabe destacar ciertos moldes de madera con relieves en hueco que usaron para decorar sus ladrillos.

Otra particularidad que distinguió a los acadios de los sumerios, anticipándose en cierto modo a los asirios, fueron las altas tiaras y la barba y cabellos rizados de sus personajes, tal como se puede apreciar en la estela de Naram-Sin, en la que se incorporan por primera vez el paisaje, árboles, montañas y astros a la representación plástica de hombres y animales.