La arquitectura religiosa alcanza con la zigurat un alto nivel


Originariamente los templos eran simples casillas de madera decorada, como la del Tel-el-Obeid, pero poco a poco fueron perfeccionándose hasta lograr la forma que predominó hasta los últimos tiempos del imperio.

La parte central de los templos fue llamada zigurat, especie de pirámide escalonada que recuerda la del faraón Zoser, en Sakkara. Consta de siete plataformas superpuestas, destinada cada una de ellas a un dios distinto. En la cima de la última había una especie de capilla u observatorio y el ara de los sacrificios, donde los sacerdotes se dedicaban a la contemplación de la bóveda celeste; los asirios realizaron con éxito estudios de astrología precursora de la moderna astronomía.

Cada uno de los siete pisos de la zigurat estaba pintado de un color distinto, que correspondía a cada dios: blanco, negro, azul, púrpura, rojo, plateado y dorado. Sobre el último, consagrado a Shamash, el dios Sol, se levantaba el observatorio. Según una descripción de la época, Nabucodonosor hizo recubrir la cúpula de la zigurat de Bel-Marduk, en Babilonia, con láminas de oro que resplandecían como el mismo sol. Escalinatas monumentales y rampas -o planos inclinados en reemplazo de las escaleras- conducían a los diversos cuerpos de la zigurat, separados entre sí por amplias terrazas.