Revela su genio el libertador, primero en la arena política, luego en los campos de batalla


El famoso general venezolano Francisco de Miranda (de quien nos ocupamos en otra parte de esta reseña), desempeñaba papel muy importante en las primeras etapas de la revolución en Venezuela, mientras Bolívar se significaba en el campo de la política, pues era aun más grande como estadista que como general. En uno de sus primeros discursos aconsejó el cambio de política que culminó en la declaración de la independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811.

Fracasado el gobierno de Miranda, Bolívar se refugió en Cartagena, y en las orillas del río Magdalena (1812) se batía con los españoles en los precisos momentos en que su patria era desgarrada por las más crueles luchas intestinas; sus proezas en Cúcuta y Arauca fueron revelación para América de que era uno de los hombres destinados a establecer el imperio de la libertad.

En el año 1813, tras publicar su famoso Manifiesto de Cartagena, en el que se muestra toda su envergadura política, invadió a Venezuela, proclamó la guerra a muerte, diciendo a los españoles realistas “alejaos de nuestro país o preparaos a morir”. Después de una cadena de brillantes victorias militares, y también algunos reveses, hizo su entrada triunfal en Caracas el 6 de agosto del mismo año, en un carro tirado por doce jóvenes de la aristocracia criolla. Allí anunció su firme propósito de no aceptar cargo público alguno que no fuera “el lugar de peligro a la cabeza de los soldados”.

Demostró su temple y su pericia, derrotando en acción tras acción al formidable jefe español Boves, considerado invencible por los suyos. En mayo de 1814 obtuvo una señalada victoria contra los españoles y realistas en la primera batalla de Carabobo, pero después de ese triunfo sufrió una derrota en la primera batalla de la Puerta el 15 de junio.