El doctor Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta, el prócer impetuoso


Mariano Moreno no actuó en los sucesos previos a la erección de la Primera Junta de Gobierno en el ex virreinato del Río de la Plata; empero, su nombre fue incluido entre los de los patriotas que habían protagonizado las diferentes etapas de aquel proceso, pues era conocida su posición revolucionaria. Bien pronto su vigorosa personalidad imprimió a la administración política del nuevo gobierno un sello de dinamismo y energía que le atrajo tantos admiradores como adversarios. Algunas desinteligencias provocaron cierto resquemor entre Moreno y el coronel Saavedra, presidente del gobierno y hombre moderado y ecuánime por naturaleza y educación. Estas disidencias no fincaban tanto en los objetivos de la revolución cuanto en los medios para alcanzarlos. Moreno, hombre joven -apenas había cumplido 33 años-, nutrido intelectualmente en. las fuentes filosófico-políticas del enciclopedismo francés, propugnaba una ruptura decidida y hasta violenta de los marcos que hasta entonces ordenaran la sociedad y la economía de Hispanoamérica. Saavedra creía, en cambio, que dicha transformación debía sobrevenir por gradual evolución, y que todo intento por acelerarla podía poner en peligro la obra fundamental.

Llevado por su espíritu fogoso, Moreno tomó algunas medidas que herían la investidura del presidente Saavedra, y esto lo malquistó con los cuadros de jefes y oficiales del regimiento de Patricios, comandado por Saavedra y alma del movimiento del 25 de Mayo; por otra parte, Moreno se oponía a la incorporación a la Junta de los diputados de los pueblos del interior. Una y otra circunstancia provocaron su renuncia después que la votación del 18 de diciembre de 1810 decidió la integración del organismo gubernamental con los representantes aludidos. Sin embargo, no concluyó aquí su servicio a la revolución: designado en carácter de plenipotenciario para negociar ante el gobierno británico, Moreno se embarcó en los últimos días de enero de 1811, pese a los quebrantos de su salud; lo acompañaban su hermano Manuel y el joven Tomás Guido. El patriota se agravó durante el viaje, y falleció el 4 de marzo; sus últimas palabras, según el relato de sus acompañantes, fueron destinadas a su patria.