Los zapotecas, creadores de la cultura de Monte Albán


En las tierras del actual estado mexicano de Oaxaca, región de altas y pedregosas montañas que forman valles estrechos y profundos, se desarrolló hace varios siglos una civilización que, si bien no brilla como la de los mayas y la de los aztecas, tal vez por ser sus yacimientos arqueológicos de estudio muy reciente, ha dejado manifestaciones muy dignas de admiración.

El conjunto de ruinas más representativo de la cultura zapoteca es el de Monte Albán, tanto por el conjunto de construcciones que allí se asientan, cuanto por la obra de transformación que aquel pueblo emprendió y realizó en la montaña -el Monte Albán- para construir en ella palacios, estadios para el juego de pelota, plazas, rampas, subterráneos, escalinatas y tumbas; es decir, que los zapotecas modificaron la montaña sobre un plan preestablecido, para construir en ella su ciudad-centro religioso, lo que de por sí constituye un alarde técnico admirable.

Uno de los elementos más característicos de esta cultura son las grandes urnas funerarias de barro gris, algunas modeladas en forma humana de sorprendente realismo; las tumbas zapotecas han sido halladas en número crecidísimo, y en ellas, junto a los cadáveres, se encontraron joyas, vasijas de cerámica fina, idolillos y potes. La pintura mural es de dimensiones colosales, y se halla en casi todos los edificios de Monte Albán; representan en su gran mayoría ceremonias religiosas, y van casi siempre acompañadas de inscripciones jeroglíficas que no se han podido descifrar.

En su momento de esplendor, el Estado zapoteca recibió la influencia de los mayas y de los teotihuacanos, pueblos de cultura más elevada.

La decadencia del pueblo constructor de la acrópolis sagrada de Monte Albán se debió posiblemente a la invasión de grupos bárbaros -tribus chichimecas- y también a las guerras con los mixtecas, que se vieron precisados a invadir el territorio zapoteca al ser desalojados del propio por el desplazamiento de los mexicas.

La última época de Monte Albán correspondió al dominio mixteca.

Del origen de los zapotecas, nada se conoce fuera de lo que cuenta la tradición, totalmente fantástica. De la época histórica, se ha logrado individualizar a varios soberanos, -posiblemente de la misma familia reinante, pues llevan el mismo nombre: Zaachila- que lucharon contra los mixtéeos. También se conoce a los dos últimos reyes, Cocijoeza y Cocijopii, que se aliaron con los mixtecas para oponerse a los mexicas, y que a la llegada de los españoles prefirieron rendirse a éstos antes que unirse a sus hermanos de raza para luchar contra los conquistadores.

De los mixtéeos, o mixtecas, últimos señores de Monte Albán, poco es lo que puede decirse aún; el período de su historia mejor conocido es el situado entre el siglo XII y la dominación española, es decir, el último; a esta época pertenecen las ciudades propiamente mixtecas, y sus obras en las ciudades zapotecas por ellos conquistadas, como Monte Albán, Cuilapan y Mitla. En este momento los mixtecas irrumpieron en el valle de Oaxaca en son de conquista, disputaron a los zapotecas su antigua heredad y les arrebataron unas tras otra sus magníficas ciudades; entre éstas, Mitla, en la que los invasores dejaron más profunda huella. Las ruinas de Mitla, llamada la ciudad del reposo eterno, se hallan distribuidas alrededor de espaciosos lugares abiertos como grandiosas plazas, y forman grupos, a los que los arqueólogos han designado con nombres tales como grupo de las Columnas, del Adobe, del Arroyo, del Sur, etc. La ornamentación de estos edificios alcanzó su más alta expresión en los frisos incrustados de piedras perfectamente cortadas y acomodadas, en los que se cuidó la armonía de líneas y la belleza del conjunto en todos sus detalles.

Las pinturas murales, así como la cerámica proveniente de Mitla, muestran la avanzada técnica de los mixtecas en estos dos aspectos; dignos de especial mención son los trabajos de orfebrería, a los que algunos estudiosos de las disciplinas estéticas han comparado con las muestras más avanzadas de las piezas similares producidas en el valle del Nilo y en la Mesopotamia.