Victoria de Santa María, desastre de Tacuarembó y fin de la resistencia


 Aún pudo Artigas, antes de ser finalmente derrotado, lograr una victoria de consideración. Desde los primeros meses de 1819 se dispuso para una nueva invasión del territorio de Río Grande, tratando de reunir al efecto las fuerzas con que contaba en Entre Ríos y Misiones, y las que en suelo oriental fue encargado de concentrar Rivera.

En ejecución de su plan, pasó Artigas al norte del Cuareim. El mariscal Abreu lo esperaba, con 600 hombres, sobre el río Santa María. La vanguardia oriental, mandada por Latorre, acometió el 14 de diciembre a las fuerzas portuguesas, y las derrotó causándoles fuertes bajas.

Pero no duró mucho tiempo la impresión de la victoria. Mientras Artigas, trasladándose al Mataojo, en el Salto, esperaba refuerzos que debían venirle de Entre Ríos, Latorre, con la vanguardia vencedora en Santa María, era obligado a retroceder, por la reacción de los portugueses. Dirigióse Latorre a las puntas de Tacuarembó, siguiéndole todo el ejército artiguista, que fue allí sorprendido y destrozado, el 22 de enero; el desastre asumió tan pavorosa magnitud, que de los dos mil soldados patriotas quedaron muertos ochocientos. Una derrota realzada por tamaños sacrificios cerró, con honor para los orientales, aquella guerra desigual.

Artigas pasó a la opuesta margen del Uruguay, con una escolta de trescientos hombres, y se propuso reunir, en las provincias litorales, nuevas fuerzas con que volver a luchar contra el conquistador.

Artigas negó su aprobación al pacto del Pilar, y reconvino a Ramírez por haberlo firmado; el caudillo entrerriano intimó a su antiguo jefe que saliese del territorio de Entre Ríos. Trabada la guerra entre ambos, Artigas derrotó a Ramírez en las Gauchas, el 13 de junio, pero éste tomó el desquite en sus sucesivos triunfos de Paraná, Mocoretá, las Tunas, Ávalos y otros, con los que llevó a su contendor hasta las fronteras de Corrientes, y luego, al través de esta provincia, hasta las Misiones.