Un siglo de vida independiente de la República Oriental del Uruguay


 Finalizada la guerra entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Imperio de Brasil, el 3 de octubre de 1828 se firmó en Montevideo el tratado de paz, por el cual los dos estados litigantes renunciaban a sus pretensiones sobre el territorio en cuestión. En consecuencia, el 18 de julio de 1830 se promulgó la Constitución de la República Oriental del Uruguay, que había elaborado la Asamblea General Constituyente de San José, y que daba a Uruguay categoría de Estado soberano.

Organizada la República, durante cinco años el país gozó de relativa tranquilidad bajo la presidencia de Fructuoso Rivera, a quien, en 1835, sucedió Manuel Oribe. A poco, se originó un conflicto político que degeneró en guerra civil.

Fue en esta guerra entre los dos caudillos, llamada “Guerra Grande”, cuando aparecieron por primera vez las tradicionales divisas uruguayas: la roja de Rivera y la blanca de Oribe, que distinguen aún hoy a los dos partidos políticos mayoritarios de Uruguay: Blanco y Colorado. A pesar de haber sido ésta, como ya dijimos, una guerra civil, tuvo también carácter internacional, toda vez que emigrados argentinos, potencias europeas, y finalmente el Brasil y la provincia argentina de Entre Ríos prestaron auxilio a Rivera, en tanto que Oribe, jefe del gobierno legal, era ayudado por don Juan Manuel de Rosas, jefe del gobierno de la Confederación Argentina.

Oribe sitió a Montevideo en 1843, y este sitio, que duró más de ocho años, y valió a Montevideo el calificativo de “Troya americana” o “Troya del Plata”, fue levantado por las tropas brasileñas que, bajo las órdenes del duque de Caxias, entraron en Montevideo en 1851.

En 1865, cuando era presidente Bernardo Prudencio Berro, la paz volvió a ser interrumpida por una revolución del ex-presidente Venancio Flores. Esta revolución transformóse en una nueva guerra internacional, debido a la ayuda que Brasil prestó al jefe revolucionario, apoyado también por el presidente argentino Bartolomé Mitre. El presidente de Paraguay. Francisco Solano López, intervino en socorro del gobierno legal, oponiéndose a la política imperialista de Brasil. Flores resultó vencedor, y poco después se firmaba en Buenos Aires el famoso Tratado de la Triple Alianza -Argentina, Brasil y Uruguay- contra Paraguay. Después de cinco años de sangrienta lucha, Paraguay fue vencido por los aliados.

Desde los albores de la independencia hasta 1886, sucediéronse en el poder numerosos presidentes, pues revoluciones y motines en los que se ponían de manifiesto las diferencias entre los jefes de los partidos políticos, entorpecían el desenvolvimiento de la administración y su progreso; fue excepción la del general Máximo Tajes, quien, a pesar de ser militar, hizo un gobierno civil, admitió la crítica y respetó la oposición.

Uruguay entró en el siglo xx arruinado por la política, las revoluciones, los dictadores y las guerras; pero en 1903 asumió la presidencia el eminente estadista José Batlle Ordóñez. Con él se inició en el país una era de gobierno constitucional y de progreso social y económico que se prolonga hasta nuestros días. Batlle pacificó el país e introdujo una serie de reformas que, continuadas por sus sucesores, promovieron el progreso de la nación.

Las divergencias políticas que, por regla general, se decidían hasta entonces en el terreno de las luchas fratricidas, pasaron, desde esa época en adelante, a resolverse, en general, sin violencias, por medios pacíficos.

Hace muchos años que Uruguay entró en una era de singular actividad económica, reinando la tranquilidad en todo el país. Y, como nación verdaderamente demócrata, tiene su administración confiada a gobernantes elegidos por el propio pueblo, que ha sabido darle una legislación moderna, de avanzado contenido social: voto secreto, abolición de la pena de muerte, control del Estado sobre la banca y los seguros, nacionalización de los servicios de energía eléctrica. En la actualidad están nacionalizadas todas las empresas de servicios públicos: electricidad, teléfonos, ferrocarriles, agua, hoteles de turismo, casinos, teatros y bancos. El Estado controla, asimismo, la radiodifusión, la fabricación y distribución de gasolina, alcohol y otros productos, y mantiene el seguro social para casi todo los trabajadores, así como la atención médica y hospitalaria.

La política exterior de Uruguay durante los últimos años ha obedecido a la preocupación de mantener relaciones pacíficas con todos los países del mundo, y cultivar cordialmente las de los países vecinos. A pesar de esa inclinación pacifista, Uruguay fue una de las primeras naciones que cortaron relaciones diplomáticas con los países totalitarios, en ocasión de la segunda Guerra Mundial.

El 16 de diciembre de 1951, mediante un plebiscito, se reformó la Constitución y se creó un Consejo Nacional de Gobierno, de nueve miembros, en sustitución de la antigua forma presidencial.