Felipe Poey, uno de los primeros naturalistas americanos


Nació en La Habana en 1799. Llevado a Francia en su niñez, al colegio de Pau, volvió a Cuba a completar sus estudios en el Seminario de La Habana y marchó después a España, donde se graduó de abogado, aunque no ejerció la abogacía porque no era ésa su verdadera vocación. El notable impulso que por entonces se daba en Francia a las ciencias naturales por la obra de sus sabios investigadores, despertó en él gran afición y se dedicó al estudio de la historia natural. Observador profundo, paciente, hábil preparador, hizo un estudio detallado de los peces de Cuba y, cuando volvió a Francia, llevó 85 ejemplares debidamente conservados con sus respectivos dibujos ilustrativos, hechos por él mismo. Publicó en París parte de su Centuria de lepidópteros cubanos. De regreso a la isla publicó una Geografía de Cuba y una Mineralogía. En 1860, terminó sus Memorias sobre la historia natural de Cuba y poco después dio a conocer la Sinopsis o catálogo razonado de los peces cubanos. Su gran obra, la que le ha dado fama, es Ictiología Cubana, compuesta de 10 lomos y un suplemento , que contiene los estudios más concienzudos y acabados que se han hecho sobre la materia. Era hombre modesto, de cultura politécnica universal. Dominaba idiomas y, entre ellos, hablaba con toda corrección el francés. Artista de ejecución y de corazón, dibujaba perfectamente bien. Era a la vez literato, poeta y buen modelista. Su nombre tiene un sitio entre los hombres de ciencia del mundo, y sus obras son material de consulta de cuantos se interesan por la historia natural. Murió en 1891.