El majestuoso río Magdalena y las cascadas de Tequendama y Guadalupe


Los principales ríos colombianos son: el Mira, el Patía, el Dagua y el San Juan, que pertenecen a la cuenca del Pacífico; el Atrato y el Magdalena, con su afluente el Cauca, que desaguan en el mar de las Antillas; el Meta, el Vichada y el Guaviare, que llevan sus aguas al Orinoco; el Caquetá o Yapurá, y el Icá o Putumayo, que afluyen al Amazonas.

El Magdalena es uno de los grandes ríos del globo; su curso mide 1.538 kilómetros, de los que son navegables unos 1.000, y recibe más de quinientos tributarios. Tiene varios puertos fluviales de importancia, que facilitan mucho las comunicaciones. El río Magdalena ha tenido una importancia capital en el desarrollo económico, social y político del país; fue la vía de penetración de las primitivas tribus que poblaron el territorio; señaló la ruta de los conquistadores y permitió la colonización del interior; es la más importante de las vías de comunicación.

Una verdadera maravilla de la Naturaleza es el salto de Tequendama, formado por el río Bogotá, a unos 30 kilómetros de la capital de la República; tiene una altura de 157 metros y constituye uno de los más atractivos lugares de turismo del país, al cual se puede llegar por carretera y por ferrocarril.

Otra hermosa catarata es la de Guadalupe (departamento de Antioquia), en el río del mismo nombre, que presenta tres grandes saltos sucesivos, los cuales, en conjunto, hacen una caída de 250 metros de altura y de gran belleza.

Entre las más interesantes regiones de Colombia se cuenta el valle de San Agustín, al sur del departamento del Huila, centro de una antigua civilización de grandes escultores, en piedra, que dejaron centenares de estatuas de dioses, guerreros, sacerdotes, así como templos subterráneos, esculpidos con un arte extraño y admirable. Este pueblo de artistas desapareció antes de la conquista española, y se ignoran su origen y las causas de su extinción.

La región de Tierradentro fue también sede de otro pueblo antiguo que construyó hermosos sepulcros subterráneos decorados con pinturas, en los cuales enterraban a los muertos en vasijas de barro. San Agustín y Tierradentro pueden contarse entre los más interesantes lugares arqueológicos de América.