¿Se extinguirá alguna vez la energía hidráulica?


El agua ha corrido sobre la superficie de la Tierra desde que la temperatura de ésta fue lo suficientemente baja para que pudiese existir en estado líquido, y, ¿quién será capaz de decir cuándo cesará de correr?

Para que el agua caiga es necesario que haya algo que constantemente la eleve, y este algo es el Sol, el cual presta a la humanidad beneficios imponderables. El calor que el Sol envía es el que evapora las aguas de los mares y los lagos; éstas caen más tarde en forma de lluvia o nieve, que son el origen de los torrentes, las cascadas los arroyos y los ríos.

Y ya podemos dar, por tanto, una respuesta a la pregunta en cuestión. Mientras conserve el Sol un grado suficiente de calor, las aguas corrientes de la Tierra no dejarán de suministrar al hombre una energía que. economizándole trabajo muscular y evitando accidentes fatales, alargará su existencia. Cuando se enfríe el Sol concluirá todo. Del mismo modo que fue el Sol la causa de que se formara el carbón, así también es él el que hace correr los arroyos y cascadas, impulsa los trenes y enciende las lámparas eléctricas de mil ciudades, aun cuando declina debajo del horizonte. La existencia del Sol prolongaráse durante edades y edades, casi infinitamente más de lo que los hombres suponen de ordinario. Posee en su propia masa grandes fuentes de calor; la ciencia afirma hoy que el enorme calor que el Sol disipa proviene de la inmensa energía de sus átomos; bien podemos afirmar, sin temor de equivocarnos, que han de transcurrir centenares o tal vez miles de millones de años antes de que se extinga la energía que contienen las corrientes de agua de la Tierra.

Por otra parte, los últimos descubrimientos realizados en el campo de la Física, al conseguir dominar la energía nuclear -desconocida hasta este siglo y que por lo tanto no se utilizaba- pone a disposición del hombre poderosas fuerzas naturales. Desde los primeros estudios realizados sobre la energía nuclear hasta el presente, se ha ambicionado que esas fuerzas sean utilizadas con fines pacíficos, para que constituyan un factor más en la tranquilidad de todos los hombres.