Kaldi: el primer hombre que probó café, según la leyenda


Kaldi tenía a su cuidado dos rebaños de cabras. Uno de ellos se distinguía por la vivacidad, ligereza y regocijo de los animales, que presentaban mejores apariencias y daban más leche. A pesar de su ignorancia, Kaldi, que era un hombre observador, quiso verificar la razón de tal diferencia, y comprobó que las cabras mejor nutridas se apacentaban en un terreno donde crecía un vegetal de frutos rojos, que los animales devoraban con gran satisfacción. El pastor pensó que aquélla podía ser la razón de la diferencia de temperamento de sus dos rebaños, y para comprobarlo, llevó al terreno de las plantas de rojas flores las otras cabras. Inmediatamente notó una gran transformación en los animales, por lo que no le quedaron dudas: aquel alimento era lo que les daba la salud y fuerza que tanto le sorprendía.

El cabrero, asombrado por los resultados alcanzados, quiso probar en sí mismo el efecto del milagroso alimento. Como los frutos eran muy duros y difícil resultaba hincarles el diente, los tostó, trituró y mezcló con mantequilla. Logró así una pasta, agradable al paladar, que al ser ingerida le devolvía las fuerzas y lo mantenía alegre y despierto. Kaldi habría sido, según la leyenda, el primer hombre que consumió café; claro que no en la forma que nosotros acostumbramos hacerlo, ya que en lugar de beber la infusión de sus granos, los comía, según se dijo.

Y fue probablemente del nombre de la región en que se hizo el descubrimiento -Kaffa o Caifa- que se originó el vocablo café, hoy perteneciente a casi todas las lenguas, y utilizado tanto para designar a las semillas de la planta como a la bebida preparada con ellas, y a los lugares en que se vende y consume.